Sri Lanka ha recuperado este domingo la triste memoria de la terrible guerra civil que sufrió hasta 2009 cuando una serie de atentados suicidas contra iglesias y hoteles ha sumido al país en el caos, dejando al menos 207 muertos y más de 450 heridos, obligando al gobierno a declarar el toque de queda y a movilizar al ejército local.
La sucesión de explosiones comenzó a las 8:45 de la mañana con un devastador atentado contra la iglesia católica de San Sebastián de la ciudad de Negombo, y prosiguió con ataques contra otros dos templos cristianos, y tres hoteles de lujode la capital: el Shangri-La, el Cinnamon Grand y el Kingbury.
El incidente más mortífero se registró en el citado templo de Negombo, 35 kilómetros al norte de la capital: Colombo.
Las terribles imágenes del interior del recinto, que difundió la propia página web del recinto religioso, permitieron apreciar desde un primer instante la gravedad del suceso, que por sí solo provocó más de 100 muertos, convirtiéndose en el más mortífero de la jornada.
Decenas de personas intentaban socorrer a los heridos en medio de un entorno dominado los gritos y la histeria.
Los atentados alcanzaron también a la iglesia de San Antonio, en Colombo, uno de los santuarios más emblemáticos de la minoría católica de Sri Lanka. El edificio es considerado un santuario nacional al que suelen acudir decenas de miles de personas durante la conmemoración de la figura al que está dedicado, San Antonio de Padua.
“Era un río de sangre. El sacerdote salió del interior cubierto de sangre”, ha declarado a la prensa local N. A. Sumanapala, un vendedor ubicado en las inmediaciones del edificio.
El tercer atentado contra instalaciones religiosas se produjo en Batticaloa, al este del país, lo que da una idea de la coordinación y la preparación que ha requerido esta serie de acciones.
ATAQUES EN HOTELES EN BUSCA DE VÍCTIMAS EXTRANJERAS
Los autores de esta arremetida buscaban también víctimas extranjeras y por ello hicieron explotar varios artefactos en conocidos hoteles, matando al menos a 27 visitantes foráneos procedentes de países como EE.UU, China, Dinamarca o Japón. Algunos medios locales elevan la cifra de extranjeros fallecidos a 35.
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